La organización económica descansaba sobre la base de un enérgico individualismo. No llegaron a la propiedad individual de la tierra, pero cada mapuche era dueño exclusivo de los ganados, de las cosechas y todos los bienes que lograba reunir. Rehusaron siempre pagar tributo a propios y a extraños; las armas y alimentos con que contribuían a la guerra, eran donativos voluntarios.
Los hombres vivían siempre listos para emprender una campaña o repeler un ataque; y los escasos momentos de las continuas guerras les dejaban libres, lo dedicaban a reparar sus armas y a hacer los trabajos que sobrepasaban la fuerza de las mujeres. Al azar de las treguas que le concedía el enemigo las siembras y las cosechas eran confiadas a las mujeres y a los ancianos de la tribu, que podían atenderlos con regularidad. El trabajo de la mujer en la siembra tenía, también un aspecto místico, pues parecen haber creído que la intervención de la mujer era indispensable para la fecundidad de los campos y la germinación se las siembras. Temían que, al efectuarla los hombres solos, las cosechas fueran mediocres o nulas.
Por otro lado, el mandato de los muertos, el adamapu era ciegamente obedecido y hacía innecesaria la legislación positiva. El mandato de todas las autoridades reunidas no habría bastado para inducir a un mapuche a infringirlo, ni tenía objeto ordenar algo que todo el mundo cumplía. Así lo hicieron mis mayores, contesta hasta hoy los mapuches, cuando se le pregunta por la razón de un rito o de una costumbre.
bueno costo un poco encontrar y trate de resumirlo lo mas posible pero igual espero q les uste besos cuidensen
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